Margarita Pérez Ruiz Md, PhD es Especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte, Profesora Titular Universidad y miembro del Grupo de investigación ImFINE (Departamento Salud y Rendimiento Humano, Universidad Politécnica de Madrid)

Cómo valora el estudio

Hallam J, Jones T, Alley J, Kohut ML. Exercise after influenza or COVID-19 vaccination increases serum antibody without an increase in side effects. Brain Behav Immun. 2022 Feb 5;102:1-10. doi: 10.1016/j.bbi.2022.02.005. Epub ahead of print. PMID: 35131444; PMCID: PMC8816799. 

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0889159122000319) 

Es un estudio necesario y bueno, además hay necesidad de este tipo de estudios para ayudar a desentrañar los efectos inmunomoduladores del ejercicio. Este trabajo remarca el papel del ejercicio como un «adyuvante conductual» durante la vacunación, con relevancia traslacional para la salud pública. 

Es un estudio que incluye varios ensayos aleatorios controlados realizados en dos modelos (humano y ratón) a los que se les aplica vacuna con dos cepas de virus diferentes (influenza y SARsCoV2) para trata de analizar si el ejercicio agudo y de intensidad moderada realizado inmediatamente después de la vacunación afecta a la respuesta inmune. 

Tratar de sacar respuestas concluyentes de un único estudio no es válido en medicina, debemos esperar a una revisión sistemática con meta-análisis que investigue lo investigado y lo analice estadísticamente, así podremos dar mejores respuestas a todas las preguntas sobre ejercicio inmunidad y vacunación. Este tipo de artículos que revisan los estudios y analizan el sesgo y la calidad de los estudios aporta una evidencia científica que nos permite concretar los efectos de forma más clara. 

Una de las principales aportaciones del articulo indicado es informar sobre uno de los posibles mecanismos por los cuales el ejercicio puede aumentar la respuesta de los anticuerpos a las vacunas, destacando el papel potencial del interferón alfa (IFNα) según los hallazgos del modelo de ratón. Los IFN tipo I promueven la activación de las células dendríticas, aumentan la producción de anticuerpos y pueden tener un efecto estimulante directo sobre las células B y T. 

Las limitaciones de los resultados de estos experimentos es el número relativamente pequeño de participantes. Sin embargo, parece que hay reproducibilidad de los resultados en los tres experimentos que presenta. Aunque las conclusiones de la vacunación contra la COVID-19 son un informe inicial con un tamaño de muestra relativamente limitado, los autores comentan que seguirán realizando un análisis de la respuesta de anticuerpos a largo plazo. Debemos seguir pendientes de futuros estudios con estos resultados. 

Por ahora este estudio no responde a si el aumento de anticuerpos se acompaña de un aumento de funcionalidad de los mismos y por tanto de mayor protección. 

Se debe tener en cuenta que los resultados obtenidos son para un grupo específico de pacientes vacunados dado que en el estudio señalado se excluyeron a los individuos si: 1. tomaban medicamentos para trastornos psicológicos o medicamentos que alteraban las variables inmunitarias de interés (p. ej., corticosteroides orales); 2.si tenían alguna condición médica que pudiera afectar directamente los resultados inmunológicos, incluidos los trastornos autoinmunes. Incluyendo a aquellos sujetos que tenían ya buena o aceptable forma física porque durante 6 meses antes habían estado haciendo ejercicio de forma regular y cumplían con los criterios establecidos para el ejercicio de intensidad moderada de acuerdo con las Pautas del Colegio Americano de Medicina Deportiva 

Hay ya estudios en esta misma línea realizados en 2014 sobre estrategias para mejorar la eficacia de la vacunación de la gripe en sujetos de mayor edad que revelan que una sesión aguda de ejercicio aeróbico moderado puede aumentar la eficacia de la vacuna en personas jóvenes, pero hay datos limitados de eficacia en adultos mayores que son los que realmente se beneficiarían en mayor medida de esta estrategia ( Ranadive SM, Cook M, Kappus RM, Yan H, Lane AD, Woods JA, Wilund KR, Iwamoto G, Vanar V, Tandon R, Fernhall B. Effect of acute aerobic exercise on vaccine efficacy in older adults. Med Sci Sports Exerc. 2014 Mar;46(3):455-61. doi: 10.1249/MSS.0b013e3182a75ff2. PMID: 23924918.) 

Conclusión de Hallen J 2022: Los hallazgos presentados demuestran que 90 minutos de ejercicio después de la inmunización aumentan la respuesta de anticuerpos varias semanas después en varios modelos de inmunización que incluyen la vacuna del covid en sujetos activos y sanos. 

¿Cree que el ejercicio físico, después de la vacunación, realmente puede ayudar a aumentar los anticuerpos? ¿por qué sí o por qué no? 

Según la revisión sistemática de Chastin SFM et al 2021 que analiza estadísticamente 54 estudios con intervención de ejercicio (7 observacionales, 42 ensayos controlados y 5 estudios con vacunas) concluye: que participar regularmente en actividad física de intensidad moderada a vigorosa se asocia con una reducción del 31 % del riesgo de enfermedades infecciosas adquiridas en la comunidad y una reducción del 37 % del riesgo de mortalidad por enfermedades infecciosas. Participar regularmente en actividad física de moderada a vigorosa se asocia con una mayor capacidad de la barrera inmunitaria de la mucosa (inmunoglobulina IgA salival) y una mayor concentración de células inmunitarias que preparan, organizan, regulan y efectúan la inmunidad (células T CD4), y que la práctica regular de actividad física de moderada a vigorosa podría potenciar el efecto de las campañas de vacunación 

Esta misma revisión sistemática con metanalisis apunta que la concentración de anticuerpos después de la vacunación es mayor con un programa de actividad física complementario (diferencia de medias estandarizada 0,142; IC del 95%: 0,021-0,262, 6 estudios, N = 497 individuos). Las intervenciones de actividad física, que duraron en promedio una mediana de 12 semanas e incluyeron aeróbicos (caminar, correr, andar en bicicleta) o resistencia o actividad aeróbica y de resistencia combinada administrada de 3 a 5 veces por semana durante un promedio de 30 minutos a una intensidad de moderada a vigorosa, dieron como resultado en general, en concentraciones más altas de ayudantes de células T CD4 e inmunoglobulina IgA salival, y una concentración más baja de neutrófilos. 

Creo que hay muchos factores a tener en cuenta y que deben considerarse como importantes para encontrar una buena respuesta de los niveles de anticuerpos son: la edad, sexo, la condición física, el ejercicio, la nutrición, el nivel de estrés crónico, patrón de sueño entre otros 

Los autores concluyeron que la actividad física regular, de moderada a vigorosa, se asocia con un riesgo reducido de contagio y mortalidad de enfermedades infecciosas adquiridas en la comunidad, mejora la primera línea de defensa del sistema inmunológico y aumenta la potencia de la vacunación. 

Numerosos estudios han demostrado como el ejercicio refuerza la inmunidad de manera directa. También es importante reconocer que las personas que tienen adquirido el hábito del ejercicio manifiestan hábitos de vida más saludable, como una adecuada nutrición o control del sueño, elementos que, entre otros, también contribuyen a potenciar los efectos directos del ejercicio. En una época como la que estamos viviendo, la realización de actividad física o ejercicio de manera regular nos ofrece una cierta garantía de enfrentarnos mejor a las amenazas de agentes infecciosos para nuestra salud.

¿En qué se basan en el estudio hacer esta afirmación? 

En los estudios realizados y analizados dentro de la revisión sistemática Chastin SFM et al 2021: 

Kohut ML, Lee W, Martin A, Arnston B, Russell DW, Ekkekakis P, et al. The exercise-induced enhancement of influenza immunity is mediated in part by improvements in psychosocial factors in older adults. Brain Behav Immun. 2005;19:357–66. 

Hayney MS, Coe CL, Muller D, Obasi CN, Backonja U, Ewers T, et al. Age and psychological influences on immune responses to trivalent inactivated influenza vaccine in the meditation or exercise for preventing acute respiratory infection (MEPARI) trial. Hum Vaccin Immunother. 2014;10:83–91. 

Kohut ML, Arntson BA, Lee WL, Rozeboom K, Yoon KJ, Cunnick JE, et al. Moderate exercise improves antibody response to influenza immunization in older adults. Vaccine. 2004;22:2298–306. 

Woods JA, Keylock KT, Lowder T, Vieira VJ, Zelkovich W, Dumich S, et al. Cardiovascular exercise training extends influenza vaccine seroprotection in sedentary older adults: the immune function intervention trial. J Am Geriatr Soc. 2009;57:2183–91. 

Long JE, Ring C, Bosch JA, Eves F, Drayson MT, Calver R, et al. A life-style physical activity intervention and the antibody response to pneumococcal vaccination in women. Psychosom Med. 2013;75:774–82. 

Irwin M, Olmstead R, Oxman M. Augmenting immune responses to varicella zoster virus in older adults: a randomized, controlled trial of Tai Chi. J Am Geriatr Soc. 2007;55:511–7. 

¿Cree que el estudio apunta hacia una vía de investigación para seguir avanzando en los beneficios del ejercicio físico tras una vacuna para la gripe o para el COVID? 

El articulo apunta a una intervención aguda y de intensidad moderada después de la vacunación como posible coadyuvante de la inmunización en población mediana edad previamente activa y sin patología ni toma de medicaciones (es un criterio de inclusión del propio estudio). 

Cabría preguntarse si fue esa intervención aguda y de intensidad moderada la que propicio el aumento de anticuerpos o fue la propia adaptación del sujeto por estar incluido ya con anterioridad en un programa de ejercicio regular (es un tema ya muy descrito en la bibliografía el papel inmunomodulador del ejercicio regular y sobre todo la importancia de la masa muscular con la producción de interleucinas específicas que ayudan al sistema de células T) Wu J, Weisshaar N, Hotz-Wagenblatt A, Madi A, Ma S, Mieg A, Hering M, Mohr K, Schlimbach T, Borgers H, Cui G. Skeletal muscle antagonizes antiviral CD8+ T cell exhaustion. Sci Adv. 2020 Jun 12;6(24):eaba3458. doi: 10.1126/sciadv.aba3458. PMID: 32582853; PMCID: PMC7292629. 

¿Es cierto que el ejercicio físico puede tener beneficios protectores frente al coronavirus u otro tipo de virus de estas características? si es así, ¿en qué sentido? 

Participar regularmente en programas de ejercicio de intensidad moderada a vigorosa se asocia con una reducción del 31 % del riesgo de enfermedades infecciosas adquiridas en la comunidad y una reducción del 37 % del riesgo de mortalidad por enfermedades infecciosas (Chastin SFM, Abaraogu U, Bourgois JG, Dall PM, Darnborough J, Duncan E, Dumortier J, Pavón DJ, McParland J, Roberts NJ, Hamer M. Effects of Regular Physical Activity on the Immune System, Vaccination and Risk of Community-Acquired Infectious Disease in the General Population: Systematic Review and Meta-Analysis. Sports Med. 2021 Aug;51(8):1673-1686. doi: 10.1007/s40279-021-01466-1. Epub 2021 Apr 20. PMID: 33877614; PMCID: PMC8056368). 

En cuanto a las vacunas, últimamente se habla mucho sobre la necesidad o no de una tercera dosis de refuerzo ¿cree que es necesario en todas las personas? ¿en qué grupos de edad sí es fundamental? En caso de ser una persona sana y joven ¿tiene sentido? ¿por qué sí y por qué no desde un punto de vista clínico y científico? 

Creo que esta pregunta ya no compete a un Médico Especialista en Medicina del Deporte y lo que aquí pongo es una simple opinión de una persona que es médico, pero no especialista en inmunología ni microbiología. 

La vacuna es fundamental para reforzar la memoria al sistema inmune si se comprueba que con el tiempo se va perdiendo inmunidad, desde luego los grupos vulnerables por edad y por enfermedad deben tener ese refuerzo mientras el virus circule y exista riesgo de transmisión comunitaria. 

¿Puede el ejercicio aeróbico de intensidad moderada ser una terapia efectiva y valiosa para prevenir y controlar la pandemia de COVID-19? 

Conocemos que: 

1. El ejercicio practicado de forma regular y de intensidad moderada modulan la inmunidad. 

2. El ejercicio de intensidad moderada puede aumentar la inmunidad y así prevenir la incidencia de COVID-19. 

3. Los ejercicios de intensidad moderada pueden beneficiar a los afectados por enfermedades no transmisibles. 

4. El ejercicio de intensidad moderada puede promover el bienestar psicológico. 

5. El programa de ejercicios en el hogar se puede iniciar utilizando la escala de Borgs para determinar la intensidad trabajando a intensidades de 14 en una escala de 6 a 20. 

(Dixit S. Can moderate intensity aerobic exercise be an effective and valuable therapy in preventing and controlling the pandemic of COVID-19? Med Hypotheses. 2020;143 doi: 10.1016/j.mehy.2020.109854) 

Según la réplica de Codella R 2020 a las conclusiones del estudio de Dixit 2020, explica que debemos tener en cuenta que en un contexto como el actual de pandemia y trasmisión comunitaria donde el germen campa a su anchas la línea de demarcación entre inmunoprotección e inmunodepresión es delgada y merece un par de observaciones complementarias. 

a. El ejercicio prolongado puede exacerbar la susceptibilidad a las infecciones del tracto respiratorio superior, incluso facilitando la penetración directa del SARS-CoV- 2 a las vías respiratorias inferiores y los alvéolos durante una supuesta incubación de COVID-19 . La hiperventilación de un corredor puede exacerbar el patrón de respiración, con una inhalación potencial de varios agentes, incluido el SARS-Cov-2, en las áreas más profundas de los pulmones. Si se produce una infección, el flujo de aire aumentado por el ejercicio hipotéticamente podría acelerar la difusión del virus a las vías respiratorias inferiores y los alvéolos durante el período de incubación 

b. En segundo lugar, el estrés a nivel macro de la difusión de un virus pandémico representa una carga social y económica inesperada, lo que inevitablemente desafía la salud mental. Por lo tanto, hay un doble golpe en las condiciones de salud mental, dado la propia COVID-19 más la inactividad física, siendo esta última posiblemente inducida por la anterior. En última instancia, las respuestas inmunológicas están mediadas por condiciones fisiológicas y psicológicas preexistentes. 

(Codella R. The immunomodulatory effects of exercise against COVID-19. Med Hypotheses. 2020 Oct;143:110096. doi: 10.1016/j.mehy.2020.110096. Epub 2020 Jul 13. PMID: 32683222; PMCID: PMC7357535)